
Pero con lo que aluciné de verdad fue con la ingente cantidad de personas que por allí se movía, especialmente nutridos grupos de chicos y chicas vestidos con impolutas camisas blancas, y pantalones o faldas de color azúl oscuro. En cada una de las facultades, los asesores de estos nuevos estudiantes, ataviados con la típica chaqueta azul que requieren estas ocasiones, conducían a estos grupos de un lado para otro, les mostraban los diversos edificios, y animaban con cantos y gritos propios de cada una de las facultades, a ser los mejores en su campo. Un poco como si se tratase de los cánticos de lealtad de los empleados de un Zaibatsu Japonés. Todos los estudiantes portaban al cuello una enorme tarjeta con su foto, su nombre, su ciudad o pueblo de procedencia, su edad, y sus hobbies. Además, cada uno de los estudiantes se hacía una mochila de carton de colores muy vistosos en donde se podía leer el nombre de la facultad elegida para comenzar su "Vida Adulta".

Un servidor de ustedes, que siempre ha tenido un ramalazo de Antropologo en ciernes de no te menées, calificó inmediatamente lo que estaba viendo como "Rito de Paso". Con disciplina casi militar, y ayudados de un megáfono con una estridente sirena, los asesores, orientadores o como los quieran llamar, dirigían a sus grupos de estudiantes por todo el campus, y luego por cada uno de los edificios de las diversas facultades.
Otro de los días de esa semana pude ver como los chicos de las chaquetas azules preparaban una cantidad impresionante de botellas con agua de colores, que supuse, se lanzarían los nuevos estudiantes unos a otros en una metafórica guerra entre las diversas facultades. Servidor de ustedes se libró de ir vestido de blanco, y de participar en cualquier acto similar, por ser "güiri", o mejor dicho bule (termino que algunos extranjeros, especialmente norteamericanos, al parecer no soportan).
Los fastos duraron una semana. Tras las actividades, los nuevos estudiantes se vistieron con ropa de calle, y comenzaron el curso. Sólo este cartel quedaba como testigo, animando a los estudiantes a utilizar la lengua sin mentiras, y a luchar por la justicia.

A los dos días los ojos del chaval de este cartel aparecieron bizcos, y la cara de la chica con un poblado bigote. Los nuevos estudiantes, ya se sabe... unos cachondos, sea en Surabaya o en Alcalá.
Desde luego, qué poco salero el tuyo... Soy yo y me agencio un uniforme blanco y cuatro botellas de esas de agua de colores y disfruto como una enanaaaa
ResponderEliminarDebería usted saber, jovenzuela, que ante conflictos de primera magnitud uno no debe intervenir. O no lo estudiaste cuando casi la lías parda en aquellos cursos de la ONU en los que había que gestionar conflictos en la ficticia Guantama??? jajajajjaa. Un abrazo.
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